¿AÚN NO HAS DESCUBIERTO PARA QUÉ ESTÁS AQUÍ?

04.09.2024

"He aquí una prueba para averiguar si

tu misión en la tierra ya ha concluido:

si sigues vivo es que no lo ha hecho…"

Richard Bach

-Escritor norteamericano-

Todos y cada uno de nosotros tenemos una misión vital particular, un "para qué" o una razón de ser. Te lo aseguro. Lo que no quiere decir que la hayamos identificado del todo por muchos años, cicatrices o experiencia que tengamos. Aunque escuchemos campanas lejanas y no sepamos exactamente dónde, pero intuyamos que están en alguna parte… ¡Con las cosas verdaderamente importantes suele suceder un poco esto!

En los procesos de acompañamiento ejecutivo y directivo, suelo preguntar habitualmente a cada coachee si ya ha descubierto cuál es su propia misión vital. Aquella que da sentido y fundamento a su existencia. Aquella que refuerza su esencia más genuina, a la vez que les permite aportar valor a su entorno y al mundo, en general. Y, lo mejor de todo…, ¡sin apenas esfuerzo! A veces, me pregunto qué tendría que decir sobre esto nuestro admirado, e impronunciable, profesor Mihaly Csikszentmihalyi y su conocido "Flow".

Por lo general, suelo obtener expresiones de desconcierto, incertidumbre e incluso de escepticismo. Nuestro mundo urgente e infoxicado no favorece, la mayor parte de las veces, que nos paremos a pensar en las cosas que realmente son importantes y decisivas para nosotros. ¡Y para nuestra felicidad! Estamos todo el día apagando fuegos, resolviendo "practicones" y gestionando "marrones" con el reloj pendiendo sobre nuestra nuca.

Cuando, más o menos y a través de la formulación de algunas preguntas, los implicados logran pergeñar un boceto aproximado de su misión vital, suelo indagar acerca de cómo conecta ésta con su trabajo actual. Las emociones que se reflejan en sus rostros ofrecen, casi siempre, la clave: algunos, intuitivamente, se han aproximado a aquello que se les da mejor, les gusta y "va con ellos". Otros, se desmoronan inicialmente para comenzar a trabajar después en la creación de una realidad diferente. Más acorde con su naturaleza y sus capacidades: con su "potencial latente" que dirían algunos entendidos de manual y reel. Y sí…, todo ello cuesta esfuerzo porque no tiene nada que ver con radiofórmulas, ni clichés que hablen de archisobadas "zonas de confort". Conciliar nuestra misión vital con nuestro propio trabajo es siempre una tarea ardua y laboriosa. Además, parece obligado pasar previamente por muchos lugares y espacios en los que sabemos de cierto que "no es ahí" hasta que, tarde o temprano, arribamos al esperado puerto.

Un tercer grupo, mucho más numeroso, decide permanecer donde está, al abrigo de lo malo conocido y lo predecible, aunque no brillen. El autoengaño es un elemento necesario en la vida de las personas como afirma el psiquiatra sevillano, Luis Rojas Marcos. Y muy lícito, añadiríamos con humildad: ¡no hay nada mejor que tener la capacidad de poder elegir qué es lo que cada individuo quiere para su vida!

Muchas personas esperan que nuestra existencia tenga un sentido por sí misma. Y que este venga dado por decreto real, intercesión divina o por ciencia infusa. Si no, ¿qué explicación tiene que estemos aquí, atravesando este "rosario de despropósitos y calamidades" que es la vida? Nos merecemos alguna comodidad, alguna deferencia, alguna prebenda, porque vale ya de pelear… Sinceramente, querido lector, ¿te suena de algo esto?

Cuando el médico psiquiatra judío, Víctor Frankl, cayó prisionero de los nazis en los campos de concentración, realizó una serie de brillantes observaciones acerca de la condición humana y la motivación, que luego reflejaría en su libro "El hombre en busca de sentido". Un impresionante legado difícilmente olvidable, estremecedor y valioso. Especialmente para ayudarnos a conocer los resortes reales de la mente y a calibrar nuestra brújula emocional interior. Te recomendamos encarecidamente su lectura y que profundices en su desconocida logoterapia. Y, cuando lo hagas, no olvides insistir para que incluyan este libro como referencia obligatoria en todos los colegios, los institutos, las universidades o las escuelas de negocio… Te garantizo que es mucho mejor que otras lecturas tipo "Construyendo mi felicidad en una semana" o "Cómo llegué a ser el dueño del mundo a través del camino de los "burpees" y los "lambos"".

El caso es que el maltrecho Víctor, nos ofreció algunas conclusiones para enmarcar. Entre ellas que nuestra probabilidad de supervivencia se relaciona de manera estrecha con el sentido que las personas decidimos imprimirle proactivamente a todo lo que nos rodea. Aquellas personas que deciden dotar de un sentido propio a su realidad, y que no esperan a que las cosas tengan un significado por sí mismas (imagínate qué sentido puede tener estar confinado en un campo de concentración), se convierten en artífices de sus vidas, aumentando su resiliencia y acercándose a su felicidad. Con permiso de los imponderables vitales, obviamente…

Pero no te quedes sólo ahí: ¿qué piensas aportar generosamente al mundo, saliendo de ti mismo? ¿Yendo más lejos de tu ombligo? En esta dirección, lógicamente, te ayudará contar con un sólido autoconocimiento. ¡Cuánto mejor nos conocemos, más conscientes somos de todos los recursos de los que disponemos y hasta donde podemos llegar! Casi nada… ¡Bien por el austríaco!

Cuando escuchamos hablar en las redes sociales y profesionales, de conceptos a priori huecos o rimbombantes como el "propósito", a veces es inevitable llegar a sentir cierto rechazo, distancia o no comprender exactamente a qué se refieren. No es de extrañar, con tanto telepredicador de mantra facilón apuntado a la moda del desarrollo personal "tras una experiencia vital que le removió hasta las entrañas de su propia existencia y, desde entonces, se dio cuenta de que lo suyo era convertirse en un gurú de personas". Y la injusticia que reside en todo esto es que el Coaching bien entendido, es una herramienta potente, sólida y llena de posibilidades en muchos contextos. Pero claro, con estos mimbres…

Porque cuando hablamos de misión vital, de propósito y de sentido, entran en juego aquellas cuestiones relativas a lo que emocionalmente nos define, nos impacta e impulsa a actuar. Aquello que nos estremece constructivamente y nos lleva a querer compartirlo con nuestro entorno para contribuir a su crecimiento. Es una suerte de ejercicio coherente de valores y excelencia muy relacionado con experiencias de éxito anteriores y con aquello que ciertamente nos apasiona. Es un faro vigilante que alumbra el sendero oscuro por delante de nuestros pasos.

Encontrar nuestra misión vital, puede tener una vis placentera y reforzante en algún punto, pero esta va mucho más allá del simple hedonismo. Su ejercicio requiere de esfuerzo, constancia y foco. Y también de mucha paciencia. Trabajar en uno mismo es una misión que no conviene procrastinar por mucho tiempo: la vida es sólo una y no espera a nadie…

-La Casa de la Psicología Positiva-